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Dr. Mario Alonso Puig. Vive de acuerdo a quien eres. Nuestros recursos. La felicidad, el amor.

Actualizado: 27 mar 2022

La felicidad, el amor, las palabras. Para mí es un placer escuchar al Dr. Mario Alonso Puig.



Reinventarnos, desafiar al ego y a nuestras creencias para reinventarnos. La clave: el amor. Estrés y distrés. Salto al vacío.



Mario Alonso Puig nos habla de la alegría, la sombra, el mindfullnes, la apatía, el alma, la muerte...




Reinventarse, libro escrito en el año 2010. Algunos de los conceptos que en él desarrolla me parecieron un aporte interesante sobre las dificultades que tenemos a la hora de aceptar opiniones ajenas opuestas a las nuestras.


Dice, por ejemplo:


Hay personas que reaccionan inmediatamente con ira ante la más mínima provocación. Hay seres humanos que experimentan profundos sentimientos de culpa sencillamente cada vez que ocurre algo doloroso, aunque ellos no tengan nada que ver.

Es importante saber que muchas de estas emociones no son nada más que patrones automáticos de respuesta, puros automatismos que hemos reforzado una y otra vez a lo largo de los años.

Ahora quiero que el lector se imagine a las células de un cuerpo humano continuamente sometidas a ese aluvión de hormonas relacionadas con la ira o la culpa. La membrana va a necesitar desarrollar un mayor número de receptores, de puertas de entrada, ante la llegada de tantas moléculas. Es como si la propia célula se acomodara a este entorno químico y de esa manera se convirtiera en una célula con sentimientos de ira o de culpa.

No cabe duda de que esto podría tener una repercusión en la manera en la que va a funcionar esta célula, en los genes que se van a expresar y en los que no.


Y luego, en otro de sus párrafos:


Una de las cosas más difíciles de hacer es mantener una mente abierta a la hora de explorar algunos conceptos que desafían nuestra forma habitual de pensar. Todos sabemos que lo que nuestro cerebro es capaz de percibir es sólo una pequeña parcela de lo que la realidad encierra. Sin embargo, en el momento de actuar, tendemos a hacerlo como si lo que nosotros viéramos fuese lo único que existiera.


Y este otro:


Muchas veces estamos convencidos de que somos de una manera determinada y nos parece imposible llegar a cambiar. Sin embargo, vuelvo a repetir que lo que nuestro cerebro es capaz de reconocer y de captar en nosotros es sólo una pequeña parte de la realidad que somos. Además, conviene saber que nuestro cerebro, en lo que a percepciones se refiere, puede engañarnos por completo. Cuando uno observa un amanecer y todo el movimiento del sol hasta que éste se oculta, la percepción visual que se tiene es que el sol se ha movido, mientras que yo estaba quieto. Le costó mucho a Galileo que las mentes de la época se abrieran a considerar algo que estaba en línea opuesta, no sólo con lo que pensaban, sino también con lo que veían.


Hay una serie de ideas que tendemos a descartar de entrada porque están en contradicción con lo que nuestros propios sentidos nos muestran.

Pondré otro ejemplo para una mayor claridad. Todos entendemos que la materia está formada por átomos y que, como nuestro cuerpo es material, pues también está integrado por átomos. Cuando observamos nuestro cuerpo, lo vemos sólido y, sin embargo, esto es una percepción que no se sostiene con la realidad.

En una ocasión en la que visité el Museo de la Ciencia en Londres, explicaban algo sorprendente. La parte que podríamos llamar «sólida» de un átomo es el núcleo, que si recordamos de alguno de nuestros estudios de física, está rodeado de una corteza que es un espacio fundamentalmente vacío y por el que se mueven los electrones. Pues bien, para que nos hagamos una idea de lo hueco que está un átomo, el núcleo tendría el tamaño de un balón de fútbol colocado en medio de la ciudad de Londres, mientras que la corteza ocuparía el espacio de toda la capital británica, cuyo diámetro es de alrededor de 50 kilómetros. Si estamos formados por átomos, como lo estamos, quiere decir que estamos fundamentalmente huecos y, a pesar de ello, nos vemos sólidos.


Creo que para poder escuchar al otro es necesario hacer a un lado nuestros pensamientos y nuestras emociones, de manera que no interfieran y podamos prestar atención a lo que el otro es y manifiesta.

Tal vez descubramos lo que Galileo pretendía demostrar en su época: que no somos el centro del Universo.




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