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A mi esposo, José
Cuentos para pensar
Silvia Scheinkman
La muerte me robó el aire.
Dejó su ausencia en la cama.
Los ojos llenos de nada,
de silencio las mañanas.
La muerte que robó el aire lo quiso a él, en su nicho.
Por eso llevó sus luces, sus manos de dedos finos,
su pecho antes potente y su cuerpo, redimido.
La muerte lo quiso a él. Y lo llevó sin pedirlo.
Dedicatoria: Texto
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